El panteón de los fracasos para cimentar el presente y el futuro

Alejandra Zorrilla panteón

Construir un panteón de fracasos nos ayuda a dejar ir lo que no vale la pena mantener o lo ya se ha ido, habiendo reconocido y aprendido lo que no funcionó, dejándonos experiencias enriquecedoras para cimentar mejores prácticas para el presente para el futuro.

Los panteones están dedicados a los dioses y al momento en que las personas nos convertimos en parte del todo. Pueden ser espacios para reflexionar y aprender o para llorar y deprimirnos.

Reconocer que la muerte es una condición de la vida, es parte de la vida y es transformación desde cualquier punto de vista: físico, emocional, espiritual, nos conforta. En este sentido, los humanos hemos encontrado en los rituales de pérdida una ocasión para comprender, agradecer y aprender de aquello que se ha ido.

También los fracasos son parte de la vida, aprender de ellos es parte del éxito de las comunidades, de las familias, de los emprendimientos y las organizaciones. Dejarlos ir es parte de nuestra paz mental y tener un espacio para depositarlos nos ayuda a soltar.

¿Para qué crear un panteón de los fracasos?

Las organizaciones que se arriesgan saben que el fracaso es simplemente parte del camino al éxito, pues sin no nos arriesgamos no podemos cambiar, innovar o adaptarnos a las cambiantes necesidades del entorno.

La gestión de los fracasos es muy importante para aprender en un entorno cambiante y establecer mecanismos para lograr mejora continua. Los rituales de reflexión y pérdida hacen más amable la vida, nos proporcionan sentimientos de pertenencia e identidad, trasmiten valores y norman una cultura comunitaria y organizacional.

¿Cómo le hace Google?

No cabe duda de que Google es una empresa exitosa y pujante de la que tenemos mucho que aprender. Y su experiencia en gestión de fracasos les ha llevado a crear un panteón al que llama Google Graveyard para poner un poco de humor ante los fracasos, donde descansan en paz aquellos proyectos que deciden cerrar. Algunos tuvieron éxito temporal y otros de plano nunca lograron arrancar, pues han encontrado que fracasar es parte del proceso de éxito. 

Parece que por cada éxito de Google su cementerio de fracasos acumula cinco o seis proyectos con algunas de sus propuestas en las que decidieron dejar de invertir tiempo, dinero y esfuerzo.

Fuckup nights

Fuckup nights es un movimiento mundial de emprendedores que buscan generar un aprendizaje colectivo y cambiar la percepción del fracaso al compartir historias de fracaso en los negocios. Miles de personas se han reunido a platicar sobre los motivos por los que alguno de sus emprendimientos falló, reflexionar de manera divertida y después celebrar y compartir con el Instituto del Fracaso, que es el brazo investigador del movimiento y ayuda a las organizaciones a cambiar paradigmas y encontrar vulnerabilidades que interfieren en su desempeño.

¿Cómo nos enfrentarnos a un fracaso?

Para algunas personas, todo error es un fracaso y lo viven como una pérdida dolorosa que paraliza sus ganas de seguir, para otras el error es una consecuencia natural de experimentar, ayuda a aprender, y un fracaso es un evento que permite analizar y aprender lo que no funcionó para tomar mejores decisiones en el presente y hacia el futuro.

La respuesta emocional frente a un fracaso puede variar significativamente de una persona a otra y también dependerá del contexto específico del fracaso. Las más comunes son:

  • Frustración cuando las cosas no salen como se esperaba puede surgir una sensación de impotencia o descontento.
  • Tristeza y decepción al no lograr metas o expectativas previas.
  • Culpa cuando creemos que contribuimos directamente al fracaso.
  • Vergüenza cuando se percibe que otros pueden juzgar o ridiculizar el fracaso.
  • Ansiedad debido a la preocupación sobre el impacto a largo plazo del fracaso.
  • Desmotivación al desconfiar en nuesttras habilidades y capacidades.
  • Aceptación al comprender que el fracaso es parte inevitable de la vida y podemos utilizan la experiencia como una oportunidad para aprender y crecer.

Las emociones frente al fracaso son normales y naturales. Lo crucial es cómo gestionamos esas emociones y cómo decidimos seguir adelante. El fracaso puede ser una oportunidad para aprender, ajustar enfoques y desarrollar resiliencia. Buscar apoyo emocional, reflexionar sobre lo sucedido y establecer metas realistas para el futuro son pasos que pueden ayudar a manejar las emociones asociadas con el fracaso.

¿Cómo podemos enfrentarnos mejor a los fracasos?

El fracaso pueden estar asociados con una narrativa de pérdida o de aprendizaje. Los grandes emprendedores y visionarios suelen tener una narrativa enriquecedora e incluso los cuentan con algo de orgullo. Los perdedores suelen rumiar sus errores y son capaces de hacer de una pequeña metida de pata un gran drama.

El cambio del desprecio o el miedo al fracaso hacia la aceptación y gestión del fracaso requiere muchas veces la transformación de la cultura organizacional y de sus colaboradores.

Premiar los emprendimientos y los intentos independientemente de su éxito o su fracaso tiene ventajas en la transparencia de la comunicación, el aprendizaje continuo y la aceptación de los errores. No significa que evitamos que los errores se conviertan en fracasos, ni que se ahorre al establecer procesos para minimizar sus riesgos, pero la idea es encontrar soluciones y no culpables.

Para enfrentar los fracasos hemos de salir tanto de la zona de confort como de sufrimiento, almacenar el conocimiento que nos brinda y no vivir con ellos a cuestas. Hoy sabemos que si bien el dolor es una experiencia física o emocional desagradable y molesta, el sufrimiento es una decisión relacionada con la forma en que interpretamos y vivimos el dolor. Además el fracaso es inherente a la vida y al emprendimiento que puede dejar muy buenas lecciones a quienes estén dispuestos a abrazarle, mejorar e incluso resurgir.

panteón de los errores

¿Cuál es la diferencia entre errores y fracasos?

Error y fracaso son términos que se utilizan en contextos diferentes, pero comparten una relación en el sentido de que ambos implican la falta de éxito en algún aspecto, pero son de distintas dimensiones. Un error suele ser un paso equivocado o una elección incorrecta en un momento específico, mientras que un fracaso implica un resultado general negativo a largo plazo en un esfuerzo o intento que se extingue, muere o se agota. 

Error

  • Un error es un acto o decisión incorrecta que se toma debido a una falta de conocimiento, juicio o información adecuada en un momento específico.
  • Los errores son parte natural de cualquier proceso de aprendizaje y crecimiento. Pueden ser corregidos y proporcionan oportunidades para mejorar y aprender.
  • En general los errores no tienen consecuencias graves si se resuelven a tiempo y pueden considerarse como una forma de retroalimentación útil para mejorar en el futuro.

Fracaso

  • El fracaso es el resultado  negativo de un esfuerzo o intento que no cumple con los objetivos establecidos.
  • A diferencia de un error, un fracaso implica una falta de éxito a largo plazo en alcanzar metas o resultados deseados.
  • Los fracasos pueden ser más significativos y tener consecuencias más duraderas, pero también pueden proporcionar valiosas lecciones y oportunidades para el crecimiento personal, profesional u organizacional.

5 pasos para gestionar un panteón de errores y el fracaso

  1. Identificar y evaluar los errores o fracasos
  2. Si son errores, dimensionar brecha y en su caso, corregir el rumbo
  3. Si son fracasos realizar una autopsia y preparar un epitafio
  4. Dar digna sepultura al fracasso

1. Detectar el error o fracaso

Instala un tablero de errores y fracasos en el que el equipo pueda colocar en postits los errores o fracasos detectados en sus procesos cada semana. Pueden elegir un color para cada categoría de manera que sean fácilmente identificables.

Como siempre o casi siempre, este ejercicio no pretende dar definiciones inequívocas, sino plantear fórmulas para mejorar nuestros procesos. Para construir los monumentos que conforman el panteón de los fracasos, definiremos su importancia en función del tamaño de cada asunto.

  • Errorcito: Algo que se puede ajustar con facilidad y no queremos que vuelva a suceder.
  • Error: Algo que requiere una inversión media de tiempo, dinero o esfuerzo, que no es urgente aunque no queremos repetir.
  • Errorzón: Algo que grave y urgente, que no sabemos si tiene arreglo.
  • Fracaso: No tiene arreglo y hay que volver a empezar.

Estamos acostumbrados a maltratar a quien ha fallado. Para asegurar que detectamos los errores o fracasos antes de que nos arruinen la vida, hemos de disfrutar el juego.

2. Segundo paso:  Determinar la brecha y corregir el rumbo

Si es un errorcito, quien lo identificó y la persona responsable ha de corregirlo lo antes posible y palomeará el postit sin quitarlo del tablero.

Hagan una mesa redonda para identificar la brecha preguntándose:

¿Qué produjo el desfase ente lo planeado y lo sucedido? ¿Qué se pudo haber hecho mejor?

El análisis de brechas se define como un método para evaluar las diferencias entre el desempeño real y el desempeño esperado en una organización o negocio. Implica comparar el estado actual con el objetivo planteado.

Estar centrado en no volver a equivocarse en lugar de centrarse en poner atención al éxito.

Si el error se corrige, deja de ser un error, de manera que no es necesario seguir con el ejercicio. Si el error no puede corregirse y está a nivel de fracaso, vale la pena seguir.

3. Tercer paso: Autopsia de los errores y fracasos

Los errores y fracasos son algo que ya pasó y no puede regresar.

Durante la sesión elijan los errores protagónicos de su trayectoria u organización: los más frecuentes, los más graves o los más representativos sin juicios de valor que provoquen tensión o ansiedad o bloqueen a las personas.

Analicen las causas  y compartan alternativas de solución. Es uno de estos casos en que se puede jugar con “si hubiera”, pero no para encontrar culpables, sino para analizar el resultado de la ecuación al modificar uno de sus factores.

¿Problemas técnicos, marketing, competencia, costes y modelos de negocio, capital, problemas legales, pérdida de tiempo, falta de pasión, falta de práctica, mercado no preparado?

4. Cuarto paso: Epitafios con moralejas

Anoten en un postit un epitafio que se refiera a lo aprendido con el error identificado.

5. Quinto paso: Digna sepultura en el panteón de errores y fracasos

Guarden los errores en una caja de recuerdos agradeciendo a cada uno el haber llegado y seguros de los que algún día reirán al recordarlos.

Rumiar los errores nos lleva a la ineficacia, a buscar soluciones que ya no aparecen o ya no es pertinente buscar. Se convierten en algo obsesivo.

Te recomendamos leer el artículo comunicación efectiva y afectiva.

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