Lograr una comunicación efectiva y afectiva es uno de los principales retos del desarrollo comunitario y organizacional.
Dinámica de la comunicación
La mayor parte de las personas entendemos de manera casi instintiva que la comunicación es un intercambio de información entre alguien que envía un mensaje y alguien que lo recibe.
Sin embargo la comunicación humana es un fenómeno complejo y dinámico que está sujeto a los cambios de pensamiento de las personas, a las modificaciones del lenguaje que va incorporando significados a partir de nuevas experiencias y descubrimientos e interacciones culturales que suceden a través del tiempo.
Ya decía Antonio Paoli hace algunas décadas que los seres humanos intercambiamos ideas, significados y valores de distintos modos, utilizando señales, gestos e imágenes además de palabras habladas o escritas.
Comunicación asertiva
La vieja consigna que decía: “eso no se piensa o no se siente y mucho menos se dice”, es un antídoto contra la comunicación asertiva.
A diferencia de la comunicación agresiva, que es un estilo violento tanto verbal como gestual, en el que no se respetan los derechos de los demás y el emisor quiere imponer sus puntos de vista ya sea de forma abiertamente provocadora o sarcástica.
O la comunicación pasiva, que es un estilo en que por tratar de agradar a los demás o no entrar en conflicto, el emisor no dice lo que se piensa, siente o necesita y no se respeta a sí mismo, lo cuál suele terminar en estrés, deseo de venganza, tristeza, resentimiento o victimización.
La comunicación asertiva es un estilo que nos permite aceptar y expresar nuestras opiniones, gustos, deseos y valoraciones de forma positiva, transparente y abierta, además de saber escuchar a los demás sobre la base del respeto mutuo.
No sólo se trata solo de lo que se dice, sino de cómo se dice y de cómo se escucha.
Para comunicarnos asertivamente hemos de enfrentarnos con nuestras necesidades y deseos, con nuestras posibilidades y limitaciones; expresar lo que queremos, esperamos y podemos de forma explícita y respetuosa, escuchar con atención y empatía, y examinar lo que observamos para seguir mejorando nuestra comunicación y desaprender fórmulas equivocadas para aprender nuevas maneras de hacer las cosas que requerimos saber, querer y practicar.

Comunicate contigo
Para poder comunicar claramente lo que te gusta, lo que te disgusta, lo que temes, lo que deseas, lo que te anima y lo que te hace feliz, o infeliz y lo que consideras correcto y oportuno en cada caso, el primer paso es reconocerlo.
Aprende a identifica las señales de tu cuerpo:
- Si notas que tus manos se cierran y se ponen tensas, lo más seguro es que tengas enojo, pues cuerpo envía sangre a tus manos para ayudarte a defenderte. Di: estoy enojado.
- Si son tus piernas las se preparan para huir, es muy posible que tengas miedo. Di: tengo miedo.
- Si tu cuerpo se curva y quieres aislarte del mundo, está manifestando tristeza. Di: siento tristeza.
- Si frunces la nariz como para no oler, es disgusto. Dí, eso me disgusta.
- Si sientes que se tus pupilas se abren es sorpresa. Di: eso me sorprende.
- Si sonríes y asientes con la cabeza, significa que eso te gusta y te pone alegre. Dí, me gusta, eso me provoca alegría.
- Si alguien o algo te genera confianza y complacencia es posible que sea es amor, algunos también le llaman a eso felicidad. Dí te amo, me siento feliz conmigo, contigo o con ésta situación.
La comunicación asertiva es un estilo que nos permite expresar nuestras opiniones, gustos, deseos y valoraciones de forma positiva, transparente y abierta, sobre la base del respeto mutuo, lo que necesariamente implica conocerse a sí mismo y saber escuchar a los demás.
La práctica hace al maestro.
Por algún extraño y mas bien común paradigma, algunas personas piensan que ser cortés es decir mentiras con tal de agradar a los demás. No hay peor error que éste para lograr una comunicación asertiva.
Escucha a los demás
Para ser un buen comunicador también es fundamental aprender a escucharte y a los demás.
Ser buen escucha implica tener una actitud abierta, controlar tus propios pensamientos y sentimientos para no interrumpir lo que escuchas desde dentro de tu propia cabeza y caer en la tentación de pensar en tus respuestas mientras el otro se expresa.
Si cuando la otra persona quiere expresarte algo opones resistencia, le das el avión, lo tiras a loco o evidencias tu falta de interés, difícilmente lograrás que el otro fluya y será complicado que puedas conocer lo que opina y siente.
Escuchar activamente no quiere decir que estés de acuerdo con lo que las demás personas expresan, sino de empatizar y legitimar lo que piensan para conocer dónde estamos paradas frente la otra persona con respecto a dónde estás tú y llegar a un acuerdo.
La comunicación asertiva no significa que siempre te salgas con la tuya, o que hagas exactamente o que quieras, mucho menos que los demás tengan que hacer lo que tú quieres, vivimos en un mundo social en que es fundamental llegar a acuerdos, y reconocer que nuestra libertad y nuestra autonomía terminan donde empieza la de los demás. Se trata de decir lo que piensas y sientes, así como escuchar lo que los demás piensan y sienten, sin juzgar o interpretar, para llegar a acuerdos de ganar-ganar.
Los acuerdos de ganar-ganar son aquellos en que las partes que negocian están dispuestos a ceder para que el otro gane sin comprometer lo que verdaderamente les importa.
Examina lo que observas, hueles, sientes o escuchas, percibe tus estados de ánimo y los de los demás.
Seguro te enfrentarás con personas que no quieren o no son capaces de escucharte por más asertivo que quieras ser. Sigue intentando. Ten paciencia. Habla sobre la asertividad y la empatía, observa tus reacciones y emociones, está atento a las reacciones y emociones de los demás.

Para lograr una comunicación asertiva es fundamental aprender a expresar lo que quieres y esperas de los demás, lo que te disgusta o te molesta, lo que estás dispuesto a hacer, a obtener y a dar.
Cambiante y está estrechamente vinculada a nuestro desarrollo personal, comunitario, tecnológico y hasta biológico; es decir, evoluciona junto con nosotros de forma cotidiana a través del tiempo, influenciada por su entorno
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