La técnica de los ojos limpios con mente participante que también se denomina técnica de Molière es una fórmula para encontrar alternativas creativas, desbloquearnos y recuperar una visión fresca y lúcida que no logramos ver o descubrir desde una perspectiva rígida y preconcebida.
¿Crees que puedes crear un mundo nuevo con ojos viejos?
La técnica de los ojos limpios con mente participante se relaciona con la fórmula de improvisación teatral que usaba el famoso dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Molière para desarrollar y mejorar la capacidad de escucha y comunicación de los actores en una escena teatral.
Improvisación como toque del ingenio
Moliere decía que la improvisación es la piedra de toque del ingenio y que las personas no jamás están tan cerca de la estupidez como cuando se creen sabias. ¡Es genial!
La improvisación es un método creativo que consiste en generar ideas, respuestas o acciones espontáneas e inmediatas sin una planificación previa. Se basa en la capacidad de adaptarse al momento presente, utilizando la intuición para responder a una situación de manera fluida y sin restricciones.
Molière generaba guiones sencillos e invitaba a su elenco o a personas de la comunidad a improvisar alrededor de ellos. Les pedía escuchar y observar a sus compañeros de escena sin prejuicios, expectativas o planes preconcebidos para responder de manera auténtica y espontánea a lo que sucedía en la escena, en lugar de depender de líneas memorizadas. Quería experimentar sin redacciones preestablecidas.
La distancia amplía la visión
Inspirándonos en la fórmula de Moliere, en Identidad y Desarrollo preparamos la técnica de ojos limpios con mente participante, que se trata de invitar a personas que no tengan nada que ver con el problema que queremos resolver, para darnos una perspectiva más amplia.
La distancia disminuye nuestra posibilidad de percibir los detalles mientras nos da la posibilidad de percibir el paisaje el sistema en su conjunto. Escuchar activamente las propuestas distanciadas nos da una visión más amplia y más imparcial para descubrir nuevas alternativas para el sistema.
Aunque la técnica de Molière es especialmente útil para la improvisación teatral y puede ser una herramienta poderosa para desarrollar habilidades de actuación y comunicación mas auténticas y efectivas, también impulsar el fortalecimiento de la mente participante para actuar en circunstancias reales.
Al permitir que los actores se liberen de la rigidez de las líneas memorizadas y se sumerjan en la experiencia compartida con sus compañeros de escena, se crea un espacio para una actuación mas viva, genuina y conmovedora, en la que se fomenta una conexión especial entre los actores que participan en el ejercicio. Al estar presentes y receptivos a las acciones y reacciones de los demás, tendremos mejores elementos para resolver problemas individuales y colectivos.
Cinco pasos para usar la técnica de ojos limpios con mente participante
- Prepara el guion del problema
- Convoca a personas con perspectivas frescas
- Prepara a los actores
- Escucha activamente y registra las ideas
- Reflexiona y selecciona
- Desarrolla las ideas seleccionadas
Primer paso. Prepara el guión del problema
Preparar un guión puede ser un proceso emocionante y creativo.
Si has identificado claramente el problema que quieres resolver, descríbelo de la forma mas objetiva posible y escribe los antecedentes en forma inversa hasta llegar al origen, es decir, ve identificando las causas de las causas. ¿Por qué existe el problema? Detente ahí.
Si no tienes claro el problema, comienza desde el objetivo que quieres cumplir e identifica claramente cuales son los obstáculos que has encontrado en el camino para cumplir ese objetivo.
Puedes consultar el artículo sobre problematizar y detenerte cuando encuentres el problema. Sin un problema claro o con una solución preconcebida, este ejercicio no tiene sentido.
Segundo paso. Convoca a personas con perspectivas frescas
Invita a personas que nada tengan que ver con el problema que te preocupa para que opinen desde una perspectiva fresca, con la mente abierta. Puede ser una o varias personas, pequeñas o mayores, personas de otra comunidad o de una profesión o campo de trabajo diferente al tuyo y al problema que quieres resolver.
Por supuesto pueden participar como observadores quienes son parte del problema, pero lo ideal es que no intervengan para poder observar desde fuera.
Tercer paso. Prepara a los actores
Pide a los actores que adopten una mentalidad de ojos limpios y se concentren en el momento presente sin expectativas o juicios previos. Pueden liberarse de ideas preconcebidas parpadeando con fuerza o colocando los dedos sobre los ojos y sacudiéndolos hacia fuera de su cabeza como si la barrieran.
Entrega a los actores que participarán en la improvisación el guión que contiene los antecedentes y el problema. No des tu opinión al respecto y disfruta encontrando ideas creativas.
Comienza asignando a cada uno papeles correspondientes a los antecedentes, aunque es importante que quienes participen estén dispuestos a adaptarse a los cambios que puedan surgir en la escena y en las respuestas de sus colegas. Esto permitirá una actuación más fluida y natural. Al explorar libremente diferentes pensamientos y perspectivas sin juicio ni autocensura, puedes acceder a nuevas conexiones y posibilidades que quizás no habrías considerado de otra manera.
Una vez los actores se enfrenten con el problema, pídeles que respiren y se enfoquen en solucionarlo. Invítales a a responder de manera auténtica y espontánea improvisando, observando y escuchando con atención las palabras o gestos de sus compañeros de escena con flexibilidad, permitiéndose asociar ideas y hacer conexiones inusuales. Anota todas las ideas que surjan aunque parezca que no están relacionadas, al final encontrarás que todo está conectado con todo y podrás seleccionar las que mejor se conecten con tu objetivo.
Cuarto paso. Escucha activamente y registra las ideas
Concéntrate en escuchar atentamente a tus colegas y observa la forma en que se comportan en escena. Prestan atención a las palabras, emociones, gestos y cualquier pista que pueda surgir en la interacción con los demás actores.
Ten a mano papel y lápiz o una herramienta digital para registrar todas las ideas que surjan. No importa cuán pequeñas o extrañas puedan parecer, anótalas todas prestándoles la atención que prestarías a una persona especialista con muchos títulos, de esas que cobran su asesoría por minuto.
Escucha atentamente los pensamientos e ideas mientras surgen, sin juzgarlas. Dejen que fluyan libremente sin detenerse a censurar o evaluar las ideas. Todas son dignas de ser escuchadas.
Quinto paso. Reflexiona y selecciona ideas
Una vez que hayas terminado la sesión de generación de ideas, agradece a los actores. Tómate un tiempo para revisar y reflexionar sobre las ideas que registraste.
No tengas miedo de las ideas más audaces y desafiantes. Analízalas con cuidado antes de descartarlas. Agradece cada idea y asiente con la cabeza como si esa fuera la solución.
Después identifica las que te parezcan más prometedoras o interesantes.
Sexto paso. Desarrolla las ideas seleccionadas
A partir de las ideas seleccionadas, puedes comenzar a desarrollar el guión de solución con los detalle las que más te gusten. Explora cómo podrían implementarse y cómo se ajustan a tu objetivo.
Recuerda que la creatividad es un proceso que requiere práctica y paciencia, y que no todas las ideas pueden ser viables o adecuadas para tu objetivo específico, aunque te ayudará a abrir tu mente y explorar nuevas vías creativas.
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