La conceptualización del turismo comunitario ha sido y es un proceso lleno de aprendizajes y contradicciones, pues se ha planteado y promovido desde la vision de distintos académicos, funcionarios públicos, miembros de organismos no gubernamentales e internacionales, comercializadores y promotores de viajes, los propios turistas y los miembros de diferentes comunidades locales.
Las distintas aproximaciones tienen similitudes, pero también diferencias. Pienso que el éxito está en comprender y conciliar las múltiples visiones respecto al tema para actuar con sentido práctico.
Podríamos decir que de un lado el turismo comunitario se concibe y percibe como una modalidad de gestión y del otro como modalidad de viaje. Aunque desde todas las perspectivas, se trata de una comunidad que recibe visitantes.

Desde la academia y las instituciones de fomento el concepto turismo comunitario comenzó a acuñarse, reconocerse y evolucionar desde hace más de cincuenta años, junto con nuevas nociones de lo que es la cultura, la ecología, la economía, la educación, los límites del crecimiento, el desarrollo sostenible y por supuesto el turismo entre otros muchos asuntos que transforman los conceptos que expresamos en palabras.
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Toggle¿Qué es comunidad?
Desde mediados del siglo pasado, Max Weber, uno de los científicos sociales más citados en el mundo actual, planteó uno de los conceptos clásicos que se utilizan para comprender lo que es una “comunidad”.
Él propone que comunidad es: “ una relación social cuando y en la medida en que se inspira en el sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de los participantes, de constituir un todo.
Aunque el concepto de comunidad ha ido incorporando y modificando elementos, la propuesta de Weber sigue vigente. ¿A ti te parece que podemos decidir ser parte de una comunidad cuando decidimos llegar, decidimos quedarnos y nos quedamos? ¿Qué pasa si nos vamos? ¿Seguimos siendo parte? ¿Podemos regresar?
Ezequiel Ander Egg, ensayista, teórico y práctico de la acción comunitaria y consultor de la UNESCO propuso una metodología de acción comunitaria que plantea que el amor, el conocimiento y la voluntad de acción son las tres potencias del ser humano cuando se habla de trabajo comunitario y nuevamente puso mucho énfasis en que la conciencia de pertenencia constituye uno de los soportes vertebradores del concepto comunidad.
También se le escuchó decir que se pueden aprender muchos procedimientos para investigar, pero sirven de muy poco si no se ha aprendido a pensar.
¿Qué factores vale la pena considerar en una intervención comunitaria?
Para principios de este siglo, Marco Marchioni, un trabajador social que estudió y trabajó en campo diversos proyectos de intervención comunitaria con distintas comunidades, planteó que los cuatro factores estructurales más relevantes para analizar el espacio comunitario para interactuar de manea apropiada con las comunidades locales de manera efectiva son:
- Territorio
- Población
- Demanda
- Recursos
Estos factores interrelacionados entre sí, son necesarios para plantear la acción comunitaria vinculada con el turismo.

El territorio comunitario
El territorio entendido como el espacio geográfico en que habita una comunidad, que en turismo solemos llamar destino como espacio de llegada de los visitantes, se construye de forma paulatina a través de procesos sociohistóricos para ser un lugar con identidad propia, que se distingue de otros por sus características físicas, naturales y humanas.
Comprender las condiciones de los ecosistemas, lo cultural, lo socioeconómico y lo político administrativo, facilita o dificulta la toma de decisiones colectivas y la adopción de estrategias para el desarrollo sostenible de ese territorio y en definitiva, del manejo de la actividad turística por parte de la comunidad.
Por otra parte, es relevante comprender las fórmulas de tenencia de la tierra de cada país y región, que constituye una de las construcciones jurídicas más poderosas y complejas de regulación de los procesos de aprovechamiento y usos del territorio.
Población comunitaria
Obviamente la población residente del territorio es la clave del turismo comunitario.
¿Qué sentido tendría concebir un destino de turismo comunitario en el que no participe la comundad? ¿Cómo son las personas que la conforman, cómo fue su proceso migratorio hacia ese espacio, cuáles son sus costumbres, cómo y por qué se acostumbraron a esas costumbres, cómo interactúan entre si y con otras comunidades, sus cómo toman decisiones? ¿Qué aspiran?
Pues aunque no me lo crean, a veces analizamos más las demandas, comportamientos y deseos de los visitantes que de quienes habitan en el territorio. Por eso muchos estudiosos consideran al turismo una actividad neocolonialista e irrespetuosa con altos costos sociales.
Los visitantes, entendidos como población flotante no suelen ser considerados como parte de la comunidad, aunque lo son de cierta manera y pueden ser clave en la construcción de sentido de pertenencia, porque la identidad solo tiene sentido frente a los otros.
Me gusta pensar que los turistas son el amigo común o el enemigo común que ayuda a las comunidades receptoras a identificar lo que les identifica para construir nosotridad. Podría quedarme todo el día explorando esta relación, pero no llegaría a ningún lado generalizando, pues cada destino tiene su lógica.
En 1982, durante la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales MONDIACULT, organizada por la UNESCO, se aprobó una nueva definición de cultura que incorpora al quehacer cultural y tal vez nos ayuda a comprender lo que define a la población “el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.”
En esa época comenzó a hablarse de dos tipos de patrimonio: El tangible que se define la expresión de las culturas a través de grandes realizaciones materiales” y el ingangible como “aquella parte invisible que reside en el espíritu mismo de las culturas”. Hoy reconocemos que estas concepciones no son tipologías, sino simplemente dos caras de la misma moneda, dos manifestaciones del mismo hecho, y sabemos que la forma como interpretamos y el disfrutamos del patrimonio natural también es cultura.
Demandas del turismo comunitario
Al hablar de demanda, nos referimos a las necesidades comunes, que pueden ser explícitas o estar implícitas y ni siquiera tienen que ser asumidas conscientemente por las personas, aunque Francisco Naishat y Perla Alonso hablan de la construcción de una demanda como la conjunción de petición y reclamo, deseo y reconocimiento.

En turismo convencional que se asocia a una postura de mercado, prioriza de las demandas de los visitantes, pues incluso llamamos demanda a los turistas y muchas veces se da menos o ninguna importancia a las necesidades o demandas de los residentes. Desafortunadamente en muchos casos, esta costumbre se transfiere el manejo del turismo comunitario, lo que parece contradictorio y pues en el proceso de recibir visitantes para satisfacerlos a cambio de dinero, las necesidades y deseos de las comunidades locales se transforman o hasta se difuminan.
Cuando no les es claro lo que quieren los residentes y solo se vincula con un intercambio de divisas, la comunidad queda en franca desventaja. Hay cientos de evidencias que nos enseñan que pobreza no se cura solo con dinero.
Es cierto que el turismo implica atraer y satisfacer a los visitantes, pues sin ellos no podríamos hablar de turismo, pero eso no significa que sus necesidades sean más importantes que las de las propias comunidades.
La forma como concebimos la demanda es fundamental en los programas de fomento al turismo comunitario y me parece que si este aspecto no cambia de sentido, estamos simplemente haciendo lo mismo de siempre y lógicamente obtendremos los mismos resultados: una actividad turistacéntrica, colonizadora en que solo vemos y nos importan las demandas de los turistas.
Los recursos comunitatios
El cuarto elemento nos llama a identificar los recursos disponibles en los programas de la acción social que fortalecen la planificación y la gestión comunitaria. No es solo qué tenemos para vender, sino qué tenemos para gestionar.
El recurso más importante de todo proceso comunitario es la capacidad de la comunidad de tomar decisiones colectivas, de negociar, de establecer procesos internos que les permitan gestionar sus territorios y conducir a los visitantes para aumentar los impactos positivos y disminuir los negativos.
La capacidad de gestión comunitaria no siempre se analiza esta como un recurso, pues de nuevo, suelen priorizarse los recursos como aquello que le gusta a los turistas. Cuántas veces he escuchado: el principal recurso turístico de este destino es el manglar o la fiesta o la artesanía o fulanita ave o felino, el patrimonio natural o cultural que es el motivo por el que llegan los turistas.

Estoy recordando una experiencia que tuve en Bali en una cascadita que los evaluadores turísticos convencionales considerarían de poca jerarquía y tal vez inaccesible, pues para llegar hay que caminar una hora, pero para nosotros se convirtió en un monstruo energético de enorme valía cuando nos invitaron a observar el entorno y a concentrarnos, desde la percepción de la comunidad, en el significado del camino y del agua que corre.
Y también pienso en un montecito de tierra que en Canadá que nos dio horas de fascinación cuando nos explicaron la vida de los topos dentro de la tierra. Para los seres humanos, entre los que se encuentran tanto los visitantes como los locales, los significados y las conversaciones son mucho más valiosos que los montecitos de tierra.

Los costos ambientales del turismo
Sabemos que la preocupación por el cuidado del medio ambiente ya estaba presente desde tiempos remotos. Platón e Hipócrates y otros pensadores antiguos hablaron de los cambios en la naturaleza y el impacto del clima. La transformación de la sociedad que supuso la Revolución Industrial con su contaminación y el impacto en el entorno natural que tuvieron las industrias, comenzó a tomar fuerza desde el siglo XVIII.
Durante el siglo XIX y principios del siglo XX se intensificaron las protestas de los economistas y ambientalistas que analizaron los altos costos de la depredación y agotamiento de los ecosistemas en todos los ámbitos del quehacer humano.
En 1972, la Doctora Donella Meadows, científica ambiental especializada en dináica de sistemas, dirigió e informe llamado Los límites del crecimiento, que concluye que si continuaba el crecimiento actuala la población mundial, la industralización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantuviera sin variación, pronto alcanzaría los límites absolutos de crecimiento en la tierra, lo que seguiría a un colapso en la producción agrícola y un decrecimieto de la población.
La posible solución que se planteó entonces fue crecimiento cero o estado estacionario, diseñado de manera que las necesidades de cada persona sobre la tierra fueran satisfechas y que cada uno tuviéramos iguales posibilidades de realizar nuestro potencial humano.
Los riesgos del sobreturismo
Hoy el sobreturismo ha generado cambios en intensión de búsqueda sin límites de visitantes con capacidad de consumo, pues sabemos que no solo consumen productos y servicios hechos para ellos, también saturan espacios públicos y compiten por los recursos locales.

La repulsión a los visitantes en algunas sociedades se ha exacerbado y las estrategias de contingencia son variadas. Tener como estrategia atraer turistas sin control es, posiblemente el más peligroso de los asuntos vinculados con el turismo comunitario.
La propia UNESCO está repensando en sus estrategias de nombrar espacios valiosos como patrimonio de la humanidad, pues en muchos casos, lo que se ha logrado al ponerlos en la mira de los turistas es justamente su destrucción. Este es posiblemente la paradoja más compleja de el turismo.
Cuando en 1985 se dio a conocer que alrededor del Polo Sur se generó un agujero en la capa de ozono de la atmósfera y se le atribuyó a las emisiones antropogénicas, con mucho susto se reunieron 20 países firmaron la Convención de Viena y se comprometieron a regular y disminuir la emisión de gases invernadero. Aquí también juega el turismo como alternativa a la destrucción de los bosques y la ganadería que genera el 18 % de las emisiones de gases efecto invernadero. ¿Será el turismo la panacea de la conservación ecológica? Pensaría que depende de cómo se gestiona.
Aparición del concepto de turismo comunitario
En 1985, el mismo año que no dejaba de hablarse del riesgo de seguir contaminando el planeta, Peter Murphy publicó el término turismo comunitario en su obra A Community Approach. Aunque no fue el primero que pensó acerca de las posibilidades de la expansión del turismo hacia las áreas rurales y su posibilidad de mejorar la Calidad de vida de las comunidades, la valorización de la naturaleza y la prosperidad compartida.
Distintos autores y estudiosos utilizaton conceptos como turismo indígena, turismo étnico, ecoturismo comunitario, turismo de base comunitaria, turismo aborigen o turismo rural comunitario, tratando de acotar, integrar o diferenciar sus posturas, aunque que usualmente se vinculaban con aprovechar el turismo para reforzar la pertenencia territorial de grupos vulnerables, enfatizando en el valor de uso y aprovechamiento de sus territorios.
Los términos turismo indígena, étnico o aborigen se fueron debilitando frente al uso de turismo comunitario, pues los grupos mestizos o afrodescendientes se veían excluidos y se fue vinculando cada vez más con elementos asociados a la conservación del patrimonio natural y cultural, con una relación de respeto por las diferencias y con una visión de desarrollo sostenible.
El turismo comunitario se ha querido explicar como contrapuesto al turismo de masas, como un modelo que se impulsa, desarrolla y gestiona la propia comunidad local, aunque el término comunidad suele resultar ambiguo y controversial.
Incluso algunos autores como Joseph Canals, se preguntan si realmente existe tal cosa como una comunidad y tenemos a otros como Juan Mchín que dice que comunidad no es una palabra solución, sino una palabra problema. El turismo comunitario, su significado y sus beneficios también se cuestiona desde diversas perspectivas.
¿Solo si cada miembro de la comunidad participa en el turismo se puede hablar de turismo comunitario? ¿Toda la comunidad tiene que estar de acuerdo en recibir turistas siempre? ¿El turismo comunitario tiene que aportar necesariamente al desarrollo sostenible del territorio en que sucede?
Turismo comunitario y sostenible
El desarrollo sostenible, que se asocia con una visión sistémica que busca equilibrar el crecimiento económico, el bienestar social y la protección del medio ambiente para satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las de las futuras es uno de los más importantes conceptos asociados con el turismo comunitario.
Hoy la UNESCO considera al turismo comunitario como una estrategia clave para el desarrollo sostenible, pues permite que las comunidades sean protagonistas en la gestión de su patrimonio cultural y natural.
Cuando se espera que las comunidades sean protagonistas en la gestión de su patrimonio cultural y natural, resulta un poco contradictorio que una institución internacional o un gobierno nacional o un comercializador o los visitantes sean quienes decidan lo que es valioso para cada comunidad, incluso querer acotar tajantemente la definición de lo que es el turismo comunitario y cómo se come desde la academia o las instituciones de gobierno es algo paradójico, pues quien debiera decidir lo que es para sí el turismo comunitario y cómo gestionarlo, es la propia comunidad ¿o no?
Actualmente casi todos los académicos, las instituciones gubernamentales e internacionales y los gestores comunitarios tienden a considerar al turismo cumunitario como una modalidad de gestión en el que las comunidades lideran los procesos, cuidan el patrimonio local y obtienen beneficios que se distribuyen entre los habitantes locales.
¿Qué se te antoja cuando piensas en turismo comunitario?
Según Bertha Palomino y Gustavo López Pardo en su libro El Capital Social y Desarrollo Comunitario en México, el turismo fue considerado como un elemento que podía ayudar a la reactivación y el desarrollo rural generando opciones económicas que contribuyeran a combatir la pobreza y el rezago social de las poblaciones rurales. Las Instituciones gubernamentales, privadas y sociales desarrollaron estrategias, programas y acciones, canalizando miles de millones de pesos para esto. Sin embargo, salvo en algunos casos aislados, sus esfuerzos y recursos no bastaron para consolidar los proyectos ni las empresas creadas en estos años. El capital social es un factor delimitante de la conexión y capacidad de colaboración entre diversos grupos que comparten recursos para alcanzar metas y beneficios comunes en el ámbito del turismo comunitario.
De acuerdo con su análisis, la mayoría de las actividades que ofertaban las empresas comunitarias hace unos diez años, se vinculan especialmente con experiencias cercanas a la naturaleza, comenzando por caminatas, senderismo interrpretativo, observación de fauna y ecosistemas, paseos en lancha bici, kayac o caballo, algunas actividades más aventureras como reppel y tirolesa que otras consideradas más culturales o comunitarias como talleres artesanales, vivencias místicas, preparación de alimentos y prácticas agrícolas.

Hoy los operadores, comercializadores y promotores que ofrecen a los viajeros experiencias turismo comunitario, tienen una importante influencia en la opinión pública. Entre ellos hay unos más comprometidos, respetuosos y distributivos y otros más convenencieros y frívolos.
Unos distribuyen los beneficios de la actividad de manera más justa y otros se quedan con todo lo que pueden…
Aunque casi todos los operadores y comercializadores que ofrecen esta modalidad, están en ella desde una perspectiva más consciente y participativa, e invitan a sus clientes a visitar comunidades diferentes a la propia, a convivir con personas que tienen una cultura distinta a la que percibimos como convencional o tradicional… que muchas veces llaman auténtica, genuina o original o incluso con identidad… Solo basta echar un ojito a la Internet y las redes sociales, que últimamente se han convertido, para darnos cuenta que la oferta de turismo comunitario que se ofrece invita a las personas a descubrir nuevas y auténticas culturas.
Con la novedad de que la tercera página que apareció en mi pantalla buscando ofertas de turismo comunitario para para ilustrar este curso corresponde a una chica tumbada en la playa plácidamente con un letrero que dice: Turismo comunitario: descubre una nueva forma de viajar.
Me gustó como ejemplo para contarles que muchas veces las imagenes que se muestran en las promociones de turismo comunitario que encontramos en los destinos de América Latina presentan a turistas en la naturaleza sin comunidad, aunque no todas.
Otras veces, retratan a un grupo de personas de la comunidad posando frente a la camara, ataviadas con su ropa típica, pero sin visitantes a la vista, tal cuál como parte de un paisaje preparado para los ojos de los turistas, como si hubiera una a frontera invisible entre los anfitriones y los visitantes.
ay pequeños detalles que hacen grandes diferencias
¿Qué opinan de un anunio que dice: “Descubre una comunidad auténtica y conoce sus tradiciones vivas”? ¿Parece que el mensaje viene de una comunidad autogestiva que invita a los visitants a vivir con ellos o de un Tercero que observa a la comunidad de lejos? ¿Te sentirías incluido o parte del paisaje si fueras de esa comunidad?
¿Y si dice “Descubre una comunidad auténtica y conoce nuestras tradiciones“? ¿Te sentirías más incluido si fueras esa comunidad? ¿Si fueras visitante te sentirías invitado por esa comunidad o por un intermediario?
Una imagen que nos vincula dice más que mil palabras
A mi me parece que el mejor tratamiento gráfico en este sentido es el que ha decidido Perú, que casi siempre presentan a personas de la comunidad conviviendo alegremente con los visitantes. Parece que son conscientes de que la percepción sobre las relaciones de las comunidades y los visitantes se construye tanto en palabras como imágenes promocionales, tanto en documentos técnicos como en material promocional.
¿Qué sientes al ver personas que evidentemente son visitantes y anfitriones cocinando juntas, bailando juntas, orando juntas, caminando juntas ?
Al ver esas imágenes yo entiendo que turismo comunitario es una relación entre anfitriones que nos reciben en su casa bajo sus reglas con visitantes que acompañamos la experiencia comunitaria. Rompe totalmente el esquema de relación de sirvientes y patrones y nos conecta como personas diversas y respetuosas.
Diseñar experiencias de turismo comunitario es un pretexto para ser comunidad
Por supuesto turismo comunitario no es solo fotos con los visitantes y teorías de desarrollo, es también un pretexto para reunirnos en comunidad y explorar nuestros recursos, nuestros deseos, nuestros motivos y decidir nuestras actuaciones para mejorar el entorno en que vivimos y recibimos a otras personas.
La mayoría de los programas de impulso al turismo comunitario se diseñan con el argumento de que el asunto tiene gran potencial para:Muchas instituciones de gobierno, organizaciones internacionales y de la sociedad civil invierten tiempo, dinero y esfuerzo en implementar programas de turismo comunitario con el argumento de que el asunto tiene gran potencial para:
- Impulsar el desarrollo economico local
- Mejorar la comprensión intercultural
- Preservar el patrimonio y la cultura de un territorio
- Reforzar las identidades
- Motivar a cuidar y proteger el patrimonio cultural
- Ayudar a mejorar infraestructuras
- Impulsar empleo local
- Evitar que la población rural se vea obligada a migrar
- Impulsar la innovación y la creatividad
Son buenas razones. Sin embargo aún podemos encontrar más de un programa y presupuesto diseñados para el desarrollo de turismo comunitario gestados desde un escritorio. Seguramente la mayoría tienen muy buenas intenciones, pero cuando brilla por su ausencia la comunidad en la planeación del turismo en su comunidad, es evidente que lo que propone la teoría no es lo que sucede en la práctica, aunque se ponga en letras de oro dentro de los objetivos del programa el fortalecer la autonomía local.
Autonomía local y turismo comunitario
La autonomía local y la gestión comunitaria solo se fortalecen cuando se invita a los integrantes de las comunidades a reflexionar y comprender los riesgos y beneficios del turismo, el valor del patrimonio, los motivos de la pobreza o los riesgos de los ecosistemas.
Es imprescindible aportar elementos a las comunidades de manera que puedan tomar decisiones informadas, consensuadas y autónomas respecto a cómo manejan el turismo y distribuir los beneficios de la actividad.
Les propongo cinco ámbitos de actuación para promover el turismo comunitario que implican aprender a aprender, a ser, a hacer, a sentir, a cuidarse, a tomar decisiones informacas para a vivir en comunidad:
- Gobernanza y aprendizaje integral
- Infraestructura y servicios públicos
- Resiliencia y gestión climática
- Distribución de beneficios y manejo de visitantes
- Relaciones con el mercado y el entorno
Gobernanza corresponsable
El concepto de gobernanza surge como un nuevo estilo de gobierno, distinto del modelo de control jerárquico y de mercado, que se caracteriza por un mayor grado de cooperación entre los gobiernos y administraciones públicas, los actores no gubernamentales y la ciudadanía en la hechura de las políticas públicas y en este ámbito temenos mucho que aprender y que negociar para tomar decisiones individuales y colectivas que sean buenas para la comunidad y para los visitantes.
Ya se que gobernanza corresponsable suena a pleonasmo, pero cada ves más, la legitimidad de las organizaciones de gestión de destino deriva de dar un paso más allá y no solo tomar decisiones de manera participativa para crear compromisos compartidos, sino lograr cumplir acuerdos en la acción individual y colectiva para solucionar problemas y aprovechar oportunidades.
Un sistema de gobernanza bien enfocado se fortalecen promoviendo la adopción de una visión común para un futuro compartido; siguiendo procesos claros, transparentes, justos e inclusivos; construyendo y manteniendo relaciones con todos los actores formales e informales que influyen en el desarrollo local, entregando resultados oportunos y efectivos, facilitando el acceso al conocimiento para fomentar la innovación, estimulando la creación de soluciones creativas y distribuyendo funciones entre quienes participan en las organizaciones.
Échenle un ojo al curso de herramientas colaborativas para el cambio en campus idyd. Están diseñadas para provocar una actitud corresponsable, capaz de autoevaluarse, de administrar el cambio y generar procesos de mejora continua, fortalecer la cultura democrática e impulsar el desarrollo sostenible de los destinos. Puede utilizarse en organizaciones que se encuentran en distintos momentos o niveles de desarrollo.
Desarrollo de infraestructura
Sería irresponsable asumir que las comunidades por si mismas, pudieran desarrollar y fortalecer las infraestructuras públicas, que no son responsabilidad de las propias comunidades, sino del Estado, de manera que será fundamental orientar recursos públicos para fortalecer la infraestructura pública y en este ámbito, las decisiones debieran ser tomadas por expertos. Gobernanza no significa decidir juntos donde poner un muelle o cómo construir una carretera o una planta de tratamiento de agua, y no es necesario poner en duda que hay que considerar factores ambientales, económicos y sociales.
Corresponsabilidad no es que todos hagan todo, significa que cada parte haga su parte.
Resiliencia y gestión climática
La resiliencia y la gestión climática con conceptos interrrelacionados que se enfocan a mejorar la capacidad de las comunidades y ecossistemas para adaptarse a los efectos del cambio climático. La resiliencia se logra a partir de la habilidad de anticipar, prepararse y responder a los riesgos climáticos, mientras que la gestión climática implica la implementación de medidas para reducir la vulnerabilidad del entorno y mejorar la capacidad de adaptación.
El cambio climático global y sus efectos locales nos ha facilitado comprender que solo con acciones locales podremos encontrar soluciones globales.
Distribución de beneficios y manejo de visitantes
Es fundamental que dejemos de pensar que la distribución de beneficios del turismo implica los integrantes de una comunidad atiendan a los turistas sin pensar en las cadenas de valor de las comunidades impulsando el fortalecimiento y la vinculación de proveedores locales para los distintos insumos que se utilizan en todos la fases de actividad turística y que no perdamos de vista que el beneficio de usar y disfrutar el patrimonio propio es un derecho universal.
Cuando las comunidades son protagonistas en las decisiones del quehacer turístico y de cómo se manejan y conducen los visitantes se logran grandes resultados. El Sistema de Manejo de Visitantes idyd tiene como finalidad utilizar conscientemente a los flujos de visitantes como elementos dinamizadores de las localidades en las que sucede y al turismo como eje articulador de una cultura sistémica, participativa, capaz de autoevaluarse, administrar el cambio y generar un proceso de mejora continua.
Equilibrar las necesidades de la comunidad, el mercado y el entorno implica encontrar soluciones integrales en cada caso e impulsar el turismo comunitario es una oportunidad, pero también un reto.
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