¿Crees que es fácil enemorárte de una vaca? Diversas metodologías de evaluación y planeación hablan de productos vaca para referirse a aquellos que son rentables y constantes sin necesidad de mucha inversión de tiempo, dinero o esfuerzo, aunque nos advierten que a veces, estos productos tan seguros y confiables no son emocionantes. Tal vez porque lo intenso no es estable y lo estable no suele ser intenso.
¿Qué encuentras en esta entrada?
Hoy que estamos enamorados de la innovación, a veces despreciamos lo que funciona tal como está y queremos hacer cambios donde no es necesario.
El ejercicio enamórate de tus productos vaca, busca encontrar aquellos productos, servicios, proyectos o situaciones que están bien tal como están, que a través un pequeño esfuerzo de mantenimiento, con la paciencia que requiere la constancia para ordeñarle o sacarle provecho y sin grandes tribulaciones, puede resultar un asunto muy productivo para tu vida o tu organización.
¿Qué significa la vaca?
La vaca es un tótem o animal espiritual que para muchas culturas significa abundancia, fertilidad, y riqueza. También es un símbolo de nobleza, de maternidad, de bondad, de paciencia y de calma.
El valor de las vacas no llegó a ellas por arte de magia, pues servido muy bien a la humanidad por siglos: además de que diariamente puede producir leche bebible para los humanos y con ella se elaboran quesos, cremas, jocoque, yogut y mantequillas, se puede comer su carne. La piel de las vacas y sus cuernos se utiliza para fabricar diferentes artículos. Incluso su excremento se usa para abono o fertilizante en tierras de cultivo y en algunos lugares se utiliza como combustible o como revoco en la construcción de viviendas.
Cuando las vacas están saludables y son productivas trasmiten alegría y amor por la vida, y ordeñarlas diariamente puede ser un trabajo relajante, que serena la mente y calma el estrés.
¿Qué es un producto vaca?
Los productos vaca generan estabilidad, balance y sustento constante a una organización con inversiones relativamente bajas dan rendimientos moderados pero persistentes y seguros.
Sin embargo, la perseverancia y la disciplina que implica sacar provecho de esos productos vaca, que representan menores retos que los nuevos proyectos o aquellos que requieren cambios drásticos, les hacen parecer aburridas. Si no tenemos cultura de perseverancia, nos fastidia la seguridad, nos hemos hecho adictos a la adrenalina del riesgo, es fácil descuidar o incluso los abandonar a los productos vaca.
Es cierto que hoy se habla de la innovación como la gran panacea de los negocios, pero también es cierto no todo necesita innovarse o reinventarse, particularmente los leales y sosegados productos vaca. Es difícil tener éxito sin el deseo de mejorar, sin una tendencia a encontar mejores oportunidades, métodos o tecnologías, pero cuando este deseo se vuelve insaciable, los sistemas tienden a desequilibrarse y empeorar.
La magia para disfrutar los productos vaca está en aprender a apreciar y reenamorarse de aquello que es suficiente, en reconocer que aquello que nos da sustento y equilibrio energéticamente, económicamente, emocionalmente, mentalmente o cualquiera otra mente que decidas que es parte de tu objetivo.
¿Lo mejor es enemigo de lo bueno?
La famosa frase del Voltaire que reza “Le mieux est l’ennemi du bien” y hemos traducido como lo mejor es enemigo de lo bueno, no quiere decir que no es loable y adecuado buscar constantemente mejorar a costa de lo que sea, sino que conviene encontrar un equilibrio lógico entre el objetivo al que queremos llegar y los recursos que necesitamos para alcanzarlo.
La lógica del equilibrio entre lo bueno y lo mejor, deriva de una fórmula matemática muy simple se lee: Beneficio es igual a ingresos menos gastos.
Beneficio= ingresos – gastos
Esta fórmula da origen a la ley de rendimiento decreciente, que se muestra en una sencilla gráfica parábola, en la que podemos ver claramente que más allá de la zona óptima, que desde mi punto de vista es donde viven los productos vaca, la calidad del producto, de la vida o del pensamiento o de lo que sea, no aumenta igual que la inversión necesaria en tiempo, dinero y esfuerzo para mejorarlo.
Si la inversión en recursos es desproporcionadamente mayor a los beneficios que se generan en la calidad de los productos o servicios o procesos o la vida los rendimientos decrecen:
Pasos para reenamorarte de tus vacas
Puedes hacer el ejercicio muchas veces, pero con una vaca a la vez.
- Define un producto
- Personalízalo
- Identifica los beneficios
- Identifica la inversión
- Decide
- Agradece
Primer paso: Define un producto
¿Quieres analizar un producto comercial, un producto de tus emociones, un producto de tu mente o un producto de tus relaciones?
Recuerda que un producto vaca te produce suficiente para estar bien, tener equilibrio y estabilidad. Entonces bien no es eufórico, ni ilusionado, ni deslumbrado, ni estresado, ni con un crecimiento exponencial.
Algunos ejemplos de productos vaca:
- Producto comercial: Seminario de innovación de destinos idyd,
- Producto emocional: Hacer ejercicio, meditar,
- Producto intelectual: Dialogar con colegas, leer, investigar a través de alguna técnica específica.
Segundo paso: Personalízalo
Dibuja una vaca y ponle el nombre del producto que elegiste.
Tercer paso: Identifica los beneficios
Identifica qué beneficios genera tu producto vaca:
- Conocimientos
- Diferenciación frente a al competencia
- Visibilidad
- Satisfacción personal
- Movilidad
- Ingresos
- Seguridad
- Discurso
- Conexión interna
- Relación con clientes
Cuarto paso: Identifica la inversión
Dibuja una paca de pastura, un valde dede agua y una jeringa para vacunarla.
Describe la inversión en tiempo, dinero y esfuerzo para el mantenimiento o la perfección de tu vaca.
- Tiempo
- Dinero
- Esfuerzo
Quinto paso: Decide qué invertir en tu vaca
Revisa cómo puedes aprovechar mejor los beneficios de tu vaca con una mínima inversión.
Revisa cuánto más te produciría tu vaca con una máxima inversión.
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